miércoles, 14 de mayo de 2008

Saña

Te he vengado:
he acechado
desde la penumbra
a la loba rabiosa
que anoche
cuatro dedos
de tu mano
cercenó;
le he dejado
la osamenta,
flor seca,
impenetrable ya,
para que la señales,
Cobé,
y hagas justicia,
con tu meñique
acusador.

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