lunes, 29 de enero de 2018

Asíntota

... y cuando intento se me ha olvidado. Porque perdí demasiado tiempo en decirte, en buscar la manera de traspasar tu espalda. Demoré en formular discursos y los niños terminaron muertos en las fosas. Ahora hay tantas que tapar, tanta tierra que arrojarle a este misterio. He perdido tanto tiempo en decirlo lindo y todo lo feo no ha terminado de ocurrir, se ha cernido como un polvo invisible sobre nuestra ignorancia, fortaleciéndola, haciéndonos más débiles.
  Tú eras mi fuerza, cuando estabas me sentía viva, pero me distraje tanto en buscar la manera que te me perdiste, te dejé caer por un agujero secreto en el bolsillo de mi pantalón. Te saliste de mi historia como la matriz de una vieja.
  Y ahora se me va la memoria y ya no sé si fuiste tú o era el carnicero que mata a los cerdos, que luego mata a los niños y a las mujeres y a los homosexuales y los lanza en la fosa, o los desaparece, simplemente, en ácido, o en la carnicería, donde seas capaz de imaginar.
¿Cuáles son las formas más simples de desaparecer?

Balita

Me gustas, tienes el pecho siempre a punto de estallar.
Yo, a punto de estallar siempre, te amenazo con hacer erupción ahora en forma de vaticinio sordo. No existes; eres igual que Morten, una invención de mi desasosiego, de mi grito pelado y mi mala ralea, de mis violencias que se agolpan en largos soliloquios de amor, de mi misantropía y mi exceso de mí y ya no hay nada real que pueda gustarme.