viernes, 28 de noviembre de 2008

Ojos azules

Ojos verdes

Si tuviera los ojos azules
sería la víctima de tu embelezo,
chico precioso.
Merecería que desde
la otra acera
me vieras las piernas,
las nalgas
y eso.

¡Cómo describir
-¡dioses!-
esa tu mirada,
tan anhelada,
tan codiciada!

Mi deseo, sin embargo,
está en dos verdes
ojos que me miraron
desde la almohada contigua
y me imploraron.

Quédate, pues,
con tu par de amargas almendras,
ya muchas he escupido.
Yo volveré a mis andadas,
tras esos ojos verdes.

martes, 25 de noviembre de 2008

¡Mi orquidea blanca superó su marca con 34 flores!

Mi orquidea blanca en su segundo periodo de floración del 2008

Mi orquidea púrpura en su primer periodo de floración del 2008

jueves, 20 de noviembre de 2008

Baladas de otros

"La cercanía de Tepito con la Aduana del pulque, hizo proliferar expendios de esta bebida, a razón de dos o tres pulquerías en cada calle. De tal suerte que el consumo de pulque funcionó como amortiguador social que embriagaba al populacho.
Afuera de las pulquerías se instalaron vendedoras de toda clase de antojitos para borrachos: tacos y quesadillas, frituras de vísceras de res o de cerdo, cuyo consumo competía con quienes elaboraban los chilaquiles y las migas. Pero, fue el tiempo quien le devolvió la supremacía a las migas, ya que no hubo otra comida que compensara la borrachera y restituyera las energías perdidas al beber la savia del neutle, de la que nunca se comprobó que le faltara un grado para ser carne.
Fue entonces que, para contrarrestar los efectos del pulque, sus consumidores se recetaban un buen plato de migas justo donde mejor estaban elaboradas, sazonadas y servidas. Y para quienes no eran pulqueros, resultaba un plato de sopa económico, que había que pedir con “huesos de la eterna juventud”.
La satisfacción de un buen comedor de migas es degustarlas como si fueran sus vitamigas, pues lo hacen sentirse fuerte, audaz y valiente. Capaz de llegar bien a su casa o al trabajo.
Comenzaron a adquirir fama ciertos comideros, como es el caso del comidero: Migas “La Güera” que desde hace más de cuarenta años, en la Calle de Toltecas 12, justo en el corazón de Tepito, es atendido como negocio familiar por una tercera generación de tepiteños.
Framento de La sopa de Migas, ensayo de Alfonso Hernández

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Balita


A los ojos de una mujer joven todo parece demasiado sencillo, la juventud pinta de felicidad las cosas, no recuerda días pasados, no tiene en la memoria el caos. Pero mi vida, como les dije al principio de esta historia, ha estado repleta de catástrofes: tantas han sido que varios años antes de que aquello a lo que llaman adolescencia llegara, yo ya tenía mi ser plagado de memorias catastróficas. En aquellos años la juventud pautaba vértigos que ahora me resultan anodinos. Hoy la lentitud y la repetición son mi camino, puedo beber esos años de amor desenfrenado, beberlos por los dedos. Una respiración trabajosa pauta mi vida, como un cantar ronco y necio; un cantar de mi ancianidad refrenada.

Hoy sé que no hay Arcadia posible, no hay retorno, no hay amor que valga. Soy una vieja conforme, sin duda; me voy a morir pronto y no voy a ver el fin de todo, la completa desaparición de la Arcadia. He perdido el optimismo. He dejado de creer que será posible salvar al mundo, he dejado de ser un príncipe en cuerpo de dama. He dejado atrás el caballo blanco. Escucho a solas la cabalgata de las letras, grises, reales, tersas.

Una mujer joven piensa que es mejor que una vieja, se equivoca: una mujer vieja es más triste, sus violencias se expanden al interior del cuerpo sin rozar la piel, a la vez tiene todo lo que la joven cree y finge tener, lleva a cuestas la historia, mientras que la joven la ensaya. La joven se enamora, la juventud es la mejor hora para el amor. La vieja piensa, piensa, piensa. La vejez es la mejor hora para pensar.

No hay mejor hora que la de encontrarse con un cuerpo desnudo y dispuesto al baile, al alcohol, al vértigo, a la música de tambores, al recuerdo imborrable del paraíso. Yo por mi parte, con mi historia a cuestas, sigo admirando al Chulo de Viades desnudo en la Plaza de Medalla, su ojos congelados aún miran al horizonte desaparecido.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Fruto prohibido

Para mis amigos gays, felizmente perennes frutos prohibidos.

Cuando cae la tarde en el verano
y los frutos por montones
del árbol se nos caen,
gustozos los comemos;
pero si el verano
es demasiado generoso
y los frutos se desbordan en el huerto,
nos volvemos mohinos.

Cuando vienen por montones
a cruzarse en el camino los destinos,
uno se vuelve tedioso
y espera sin placer el fruto peligroso,
el fruto desabrido.

En coche

Bebamos, sí,
avivemos la hoguera,
aullemos a la luna,
cantemos a la noche,
vayámonos en coche,
que la noche perdura;
besemos a oscuras
a un canalla
que calle su amargura.

Polvos y pasados

Hay dolores que se vinieron a vivir a mis huesos.
Hay tiranías que vinieron a juntarse como polvos.
Polvos sobre polvos.

Hay carnes que vinieron a plantarme sus dolores.

Hay manecillas que apuntan a números pasados.
Hay tardes que se multiplican como cuentas millonarias.
Pasados sobre pasados.

Hay huesos que se hacen polvo sobre mi carne adolorida.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Demonio desterrado

Qué triste es ver al demonio desterrado.
Qué pronto, qué tardío.

He bebido imposibles a chorros
y no me abochorno al recordarlos
en sus noches de juerga,
en sus días de hastío.

No vendrán más olvidos
amados para siempre.

Qué gozo es ver al demonio desnudo,
mirar sus ojos,
su par de sueños nuevos
y saber que más pronto que tarde
serán desterrados del amor.

martes, 4 de noviembre de 2008

Lady Tabaco


Destacan autores relación entre tabaco y literatura

Consideran algunos literatos al cigarro como un personaje literario; presentan revista dedicada al tema a manera de protesta por lo que consideraron política represiva contra los fumadores
http://www.eluniversal.com.mx/notas/549447.html

lunes, 3 de noviembre de 2008