miércoles, 30 de abril de 2008

Amo a tu madre (fragmento de Tina o el Misterio)


















A veces cuando hablo contigo creo que estoy escuchando a tu madre: me paralizo y no camina una sola idea por mi mente... ¿será que estoy enamorada de tu madre? ¿será que debo suponer que en tu casa supondrán que no tengo una sexualidad normal? ¿qué es una sexualidad normal? ¿amar sólo a una mujer vieja, desear su pasado y no amarte a ti pero amar lo que de ella veo en ti y transfigurarlo en deseo feroz , no es tener una sexualidad normal?.
No seas prejuicioso, amigo, compañero. Tú sabrás porqué vine aquí a pronunciar este discurso íntimo que cae del techo de este cuarto, para llegar, extrañamente, hasta ti.
Hay algo que quiero dejar claro, por si acaso mis palabras te parecieran confusas: no me he parado aquí a que me juzgues porque no has tenido otra más que darte cuenta (¡al fin!) de mi existencia. A mi que tú me quieras no me importa... ¿no te das cuenta? Si te hago el amor es porque tal acto me hace recordar a tu madre.
También amé profundamente a mi propia madre, pero ella se ha convertido en una hórrida transfiguración de mi yo imposible, que me dejó como herencia maldita un montón de mensajes inconscientes y automáticos que debo escribir. Amo a tu madre porque recuerdo esa piel suave y bronceada, sin una sola marca, sin una sola estría, sin celulitis. Porque pienso en un muslo recogido en el punto más alto de su posible tersura; es fácil solazarse en ese punto: lo que realmente veo es el muslo caído, el rostro ajado, la frustración reflejada en un rostro que tiene destellos de ternura.
Eres hermoso, Alejo, y tu cuerpo ha guardado la candidez que amo en ella. Tienes la piel bronceada; los demás hombres prefieren apartar la mirada ante tu presencia, que les causa ira, y sin embargo a mi tu madre, que es sólo una mujer devastada por tu presencia de ángel endemoniado, me gusta más que tú.

Tan bello y tan malo (breve fragmento)

Alejo se acostó a contemplar la punta del ciprés; es un placer que le durará poco, porque sonará el teléfono y escuchará la voz de Tina. Por desgracia no puede pasar más de dos horas sin él y el timbre irrumpe al menos 12 veces al día. Tendrá que levantarse del suelo para responder. A su alrededor todo será tan bello que no podrá siquiera irritarse por la necedad de la muchacha. Aquello tiene una explicación evidente; Alejo tiene grandes ojos azules y piel de marfil, es sin duda uno de los hombres más bellos de la ciudad. Yo lo pondría sobre un caballo blanco. Él me complació aún más y se compró un Mini cooper verde en honor a los ojos de una amada a la que espera todavía.El ciprés se eleva dándole pinceladas displicentes a un cielo limpio. Alejo baila para sí mismo y fija los ojos en la altísima punta. La intromisión futura de Tina será incapaz de arrancarle su felicidad. Y así, con una expresión de bienestar se quedará donde está. Nadie puede verlo, pero se ve tan hermoso que podría alojarse como una fijación en la mente de cualquiera que lo observase. Tina es una tipa aburrida ante Alejo. Tímida. De un humor excéntrico e interno. Cuando hace alguna broma nadie le entiende; todos a su alrededor se sienten incómodos y cambian de tema. El mal sentido del humor tiende a interpretarse como una neurosis pegajosa. Esto parece una ironía, puesto que el humor ingenioso se pega aún más que el malo y además se hereda a las generaciones que saben interpretarlo con inteligencia. Inclusive se desarrollan escuelas de conocimiento en torno al buen sentido del humor. Tina, pese a su oculto ingenio, tiene un objetivo claro, y guiada por el impulso de su corazón, va hacia él. El camino que ese corazón le ha obligado a tomar le parece una fase larga y triste, tan poblada de clavos y rencillas como su propio sentido del humor. Al contrario, todo en la vida de Alejo es una aventura, su existencia es como una pelota que rebota y rebota sin reventar en ninguno de los numerosos clavos que pueblan su camino. No hay para Alejo una mujer que no sea adorable, sin embargo no puede amar a nadie que no sea él mismo. Varias personas se lo han reprochado; para él el egoísmo se traduce en goce y tal goce es insoportable para los que no lo sienten. Ese goce es la chispa involuntaria para volverse bello e inalcanzable como lo verdaderamente bello. Tina escribe y escribe cuartillas de amor por él, y todo lo que Alejo le da son encantadoras patadas, siempre con una elegancia estudiada por su imaginación solitaria. Esta amabilidad es una trampa para mantenerla junto a sí el tiempo suficiente y hacer que su Narciso oculto termine de alimentarse.

Tejo

Si un árbol
esta sanguinaria
y pequeña solitaria
mujer fuera,
sería un tejo
que arrancó sus raíces
de la Europa
para encontrar
un ahuehuete invernal
dispuesto a morir.

Ahuehuetes texcocanos















martes, 29 de abril de 2008

El Pueblo Cooperativo Chapingo


El buen Zomzet escribe sobre el Pueblo Cooperativo Chapingo

"El Pueblo Cooperativo Chapingo emerge del anonimato como el fantasma de un pasado más bien enterrado por el poder. Diego Rivera, tan laureado hoy y siempre, participó activamente en la formulación de esta pequeñísima utopía socialista, que nunca fue, pero que quedó como parte de la memoria histórica de la izquierda mexicana".

Emilio Zomzet

Breves sobre proceso creativo

Mi bella madre, la mujer más conspicua
Empecé a escribir El Agente Morboso justo al terminar una gozosa lectura de una novela que me recomendó mi amigo Juan de Ávila, La conjura de los necios. En ella Kennedy Toole escribe con la comicidad de la amargura. Más tarde leería a Marie Darrieussecq y ella terminó generando las influencias para este definitivo arranque que no detuve hasta después de seis meses. Primero escribí la totalidad de la obra a mano, con la claridad de que aquello era un esqueleto que habría de ver toda su carne en la pantalla. Antes, muchos años antes, (alrededor de mis 10 años) leí una obra que me marcó. Retrato de grupo con señora fue un título que me remitió directamente a la señora más conspicua que yo había conocido, mi madre. Por esa razón, porque el título me remitía a la figura de mi madre, yo tomé ese libro y lo leí. Efectivamente la mujer de tal libro se parece infinitamente a mi madre, y quizá Böll se parece infinitamente a mi padre. Muchos años más tarde la marca que dejó esa lectura colocó entre mis objetivos literarios la sobreexplotación artística de la existencia de un solo personaje. De ahí surgió mi obra Hablando de Gerzon, que es en realidad la primera que empecé a escribir, y la que más años me llevó concluir (cinco), es, según creo, mi esfuerzo creativo más disciplinado. En El Agente Morboso, la idea de la sobreexplotación del personaje tomó su forma lúdica más encarnada, pero no constituyó el tema central de la obra.

El ejército de Sodoma se empalmó en el último momento de El Agente morboso, y fue escrita por el mismo aliento literario, pero con una ambientación muy distinta. Aquello surgió de la influencia de los medios de comunicación del momento, la vida oficinesca, la idea de la Arcadia, la violencia sexual, y otras cosas. Su creación me llevó un año.

La bala enamorada apenas me llevó dos meses de escritura febril, la escribí en La Purificación, pueblo que en la época de Netzahualcóyotl –junto con lo que ahora es San Miguel Tlaixpan, Tlaminca y otros pequeños pueblos– constituyó su mismísima Arcadia particular. El vivir en ese pueblo también me marcó, me remitió a visiones del paraíso insospechadamente vivo de la devastación. En aquel momento yo estaba profundamente herida. El resultado de aquello fue lo más cercano que pude a una novela rosa, enmarcada en un paraíso decadente y a punto de convertirse en un fraccionamiento llamado La Arcadia.

La creación de mis dos últimas novelas Tina o el misterio y Amazon Party fue paralela, la primera surgió de la convivencia que tuve con compañeros en el ámbito laboral, a quienes transformé en personajes literarios de mayor o menor importancia y coloqué en situaciones más bien lejanas al ámbito oficinesco. Amazón Party es una mezcla de escasos elementos autobiográficos con asuntos concernientes a cierta ideología personal y muchos elementos ficticios.

sábado, 26 de abril de 2008

Pero se agradece, como no...

Rowena Bali fotografiada por Daniel Parra

Merahba

Entré al Facebook porque un amigo me invitó. Descubrí que hay miles de personas inscritas y eso me llenó de curiosidad. Antes me habían invitado varias veces a estas llamadas redes sociales y nunca entré. De pronto un día me empezaron a llegar correos de cientos de chicos de una red llamada Tagged. El caso es que un tanto desconcertada empecé a revisar dichos correos: un fulano de tal escribía mi nombre y me echaba una breve y atrevida flor, unos tipos totalmente incomprensibles me piropeaban en turco. Hasta que un mail de un fulano me decía algo así como: “U, n your profile, r number one here in tagget...” Totalmente conmovida por el hecho, la foto del gringo abordante en cuestión y los piropos en turco, me puse a revisar qué demonios estaba pasando. El caso es que por no sé qué misterio, varias fotos mías estaban subidas a un perfil que indicaba mi nombre, mi sexo, una edad que no era mi edad real, etc. No supe como llegué hasta ahí, pero por el asunto de los turcos no me fui. Terminé conociendo a un grupo de hermosos estambulies, a los cuales fui descartando conforme su falta de inglés, su falta de inteligencia, sus fotos estúpidas, su excesiva insistencia o cualquier otra cosa, me iban irritando. Terminé quedándome con Ersel, Orhan, Ogun, Opy, etc.

El mismo término Facebook me sonó temible, pero como un amigo me invitó, entré. A una velocidad más lenta que en Tagget –donde he sido un hit-, empezaron a llegarme invitaciones de amigos que yo acepté indistintamente: señoras, maduritos, chavos de todo tipo. Con una interminable cadena de aplicaciones totalmente fruslis que uno no puede negarse a aceptar, porque vienen de amigos. De pronto, el Facebook dominó una parte íntima mi vida: empecé a revisar mi correo con una frecuencia exasperante, empecé a experimentar esa compulsividad que inutiliza tanto a seres como yo. Me preguntaba si a todos los miembros de esta extensísima red les pasaría lo mismo; esa marejada de avisos, esa plaga de inutilidades provenientes de amigos totalmente desconocidos.

Invité a mi amigo Ersel a Facebook, también invité a Fabio –un amigo que conocí en el chat público- Ahí me enteré que Fabio es un famoso regatista y que Ersel –el más deseable- es un pobre vendedor de quién sabe qué producto en una trasnacional en Estambul, su oficina es un cubículo gris con una computadora que tiene algunos papeles pegados, se recarga orgullosamente trajeado en una silla de algo que parece una felpa roja. Es guapo y joven: tiene la mirada profunda de los turcos, y esa cara angulosa, llena de picos. Fabio es rico, vive en Roma: México le parece un país sin importancia. Una vez me preguntó: ¿y qué hay que hacer en México? Besar, le respondí. Desde entonces me invita a Roma, me dice que él paga el pasaje, que las mujeres romanas son una basura y que él prefiere a una simple (sic) muchacha como yo. Quiere invitarme a pasear en su regata. Fabio es maduro, atractivo y simpático, tiene la piel siempre bronceada, los ojos azules y el cabello crespo. Cuando me toca elegir entre un hombre común y un triunfador, siempre elijo al primero. Por eso los ojos profundos de Ersel me son más tolerables que los pómulos dorados de Fabio. Por eso a Ersel lo abrazo y lo beso en Facebook y a Fabio apenas le he enviado una solicitud.

viernes, 25 de abril de 2008

Narciso Rotundo

Estoy cansada
de esta persecución constante de mi misma,
de este toqueteo masturbatorio,
de este botón que no desea dejar de abrirse,
de este ojo igual a si mismo,
idéntico espejo.

Quisiera descansar
en los brazos
de un Narciso Rotundo,
que un día aparte su mirada de un verde lago
y me mire a mi.

jueves, 24 de abril de 2008

Amor Gitano


Tengo mi campamento
en un vientre masculino.
Vivo en duelo constante,
vivo errante,
leo el destino incierto y lo canto,
lo bailo, lo lloro y lo olvido.

martes, 15 de abril de 2008

El agente morboso (UACM-COLOFÓN)

El agente morboso exhibe con abierto cinismo ciertos temas que han causado intensa morbosidad en las sociedades de consumo: el sexo, las drogas, la obscenidad, la transexualidad, la locura, el crimen. Es una obra repleta de dualidades, cada frase guarda un doble sentido. Presenta la vida del muchacho acomodado que adquiere bienes materiales con solo estirar la mano, en contraste con la vida del adicto que cae en la mendicidad y el delirio. Es un vivísimo registro crítico del modo de vivir de todo un sector de una generación que se afana y se desvive entre las envolturas vacías, los sentimientos huecos, los valores definidamente quebradizos y transitorios, los sentimientos encerrados en clósets más o menos pervertidos, las fugas o traspases a zonas de la realidad o la idealidad, si vale la palabra, inéditas y sofocantes, asfixiantes, con todo y las mudanzas transexuales. La prosa de El agente morboso fluye de la manera más natural y a la vez más perturbadora imaginable, es sin exageración una novedad literaria verdadera y de gran significado y contundencia. (Juan José Reyes)

jueves, 10 de abril de 2008

Soy Valiente (De Amazon Party)

Capítulo 18
Aunque dios no me dotó de las virtudes para ser una amazona de verdad, yo he sabido que al menos me ha dotado de las facultades para luchar, aunque sea por una causa de lo más mediocre. La ciudad de Medalla es entrañable para mi: mi tierra, mi hogar, mi esencia siempre repudiada: el Edén de los desaparecidos. Por los siglos de los siglos, amén. Mi historia fundamental me ha condenado a estar muerta de por vida, y tener muertes continuas de las cuales jamás nadie tendrá noticia. Mi nombre no se escribirá en un obituario de Golina. Nunca saldrá la foto de mi rostro en los periódicos más importantes del mundillo, apenas he tenido la esperanza de encontrar la foto de mi rostro en algún periódico desahuciado en una calle de Medalla. Porque bueno, chicos, yo a ustedes nunca les he presumido nada, pero hace años en Medalla sí alcancé la fama, llegué a tener los logros que la gente común encuentra estupendos, magníficos: cualquier medallense promedio sentiría admiración por mi.
Después de conocer la verdadera historia de la Arcadia y aquellas violencias veladas hacia mi amada para mi era imposible no actuar. Yo ya no quería ser un personaje relevante, ostentoso e imposible: todo lo que quería era regresar a mi pequeña ciudad, llena de bellezas posibles, y traer a Cinch conmigo, para que dejara de ser tan hermosa y se convirtiera en una mujer a penas fuera de lo común. Yo había descubierto que mi tarea en este mundo era llevar de regreso a mi mujer a esa ciudad mediocre, para juntas recuperar lo posible. Quería preparar junto a ella largas cenas a la luz de la velas, reconvertir a mi reina de la Ciudad de Golina en una muchacha que se baña en el agua de la fuente del Parque de Medalla, donde el Chulo de Viades nunca ha dejado de ser joven y hermoso. Yo soy valiente, con mi locura de amor la haré volver a mi lado, la Arcadia no merece existir, quiero que me maten después de que sus calles y sus edificios estén en llamas, no quiero recuperar el paraíso inmerecido, quiero que vuelva el tiempo de Medalla.
¿Porqué desear regresar a Medalla si ahora tenía mi hogar en el sótano del castillo de Golina? Quizá porque allá había logrado trascender y aquí no lo lograría, quizá porque allá había conocido la única causa por la que valía la pena luchar y trascender: Cinch. Esa adorada mujer de cabellos pintados de todos los colores posibles, de los rostros maquillados con celo infinito para obtener una belleza irrepetible, esa mujer que había ganado la batalla de miles de cientos de abusadores en el Amazon. Esa mujer era la única causa por la que era posible que una tipa frustrada como yo, sin oficio ni beneficio, una sirvienta en el hogar de los grandes, fuera valiente.
Para ser valiente no hace falta ser una amazona de piernas duras, ni haber cruzado por las pruebas más difíciles, no hace falta un doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Golina, para ser valiente hace falta tener un poco de dignidad, también hace falta trazar una estrategia, pensar con la cabeza fría, nunca precipitarse a lo tonto y lograrlo, hacerla a lo grande desde la penumbra, sin esperar que esa penumbra sea iluminada. Pero hay una regla que conforma el fundamento de la valentía: amar a una mujer.

Tránsfuga y transexuado: un héroe/heroína de Rowena Bali (entrevista para el canal 22)

lunes, 7 de abril de 2008

About me

Antes, cuando tenía que tomar el camión y aun conservaba el contacto constante con muchas personas, me solazaba principalmente en la contemplación de las mujeres. Soñaba que era una asesora de imagen, (ese título se me quedó clavado en la cabeza desde que me enteré de cuanto gastaban los presidentes por el servicio de asesoría de imagen) pensaba, por ejemplo, si me encontraba con una muchacha de aspecto triste, en cómo se vería feliz: como sería ella en su estado ideal. Siempre llegaba a la conclusión de que la belleza es una condición indispensable (¿Cuántas mujeres viven sin lo indispensable?) en toda mujer. El órgano femenino debería ser el encargado de administrar, ordenar y planear la belleza... Si la mujer fuera capaz de alcanzar su equilibrio natural, tan devastado por los largos años de represión, violencia, publicidad y basura, seguramente sería bella. Los maridos del mundo no despreciarían a su esposas, tan lejanas a las chicas del teibol, tan lejanas a la lejanía inalcanzable de las mujeres de catálogo... tan lejanas a las otras. La belleza sería única e irrepetible, insustituible, si la mujer encontrara su equilibrio y si el hombre estuviera sobre la balanza.

Hoy, la exhibición de la sexualidad es errónea y vacía, señala Rowena Bali (entrevista para La Jornada, publicada hoy)