martes, 29 de abril de 2008

Breves sobre proceso creativo

Mi bella madre, la mujer más conspicua
Empecé a escribir El Agente Morboso justo al terminar una gozosa lectura de una novela que me recomendó mi amigo Juan de Ávila, La conjura de los necios. En ella Kennedy Toole escribe con la comicidad de la amargura. Más tarde leería a Marie Darrieussecq y ella terminó generando las influencias para este definitivo arranque que no detuve hasta después de seis meses. Primero escribí la totalidad de la obra a mano, con la claridad de que aquello era un esqueleto que habría de ver toda su carne en la pantalla. Antes, muchos años antes, (alrededor de mis 10 años) leí una obra que me marcó. Retrato de grupo con señora fue un título que me remitió directamente a la señora más conspicua que yo había conocido, mi madre. Por esa razón, porque el título me remitía a la figura de mi madre, yo tomé ese libro y lo leí. Efectivamente la mujer de tal libro se parece infinitamente a mi madre, y quizá Böll se parece infinitamente a mi padre. Muchos años más tarde la marca que dejó esa lectura colocó entre mis objetivos literarios la sobreexplotación artística de la existencia de un solo personaje. De ahí surgió mi obra Hablando de Gerzon, que es en realidad la primera que empecé a escribir, y la que más años me llevó concluir (cinco), es, según creo, mi esfuerzo creativo más disciplinado. En El Agente Morboso, la idea de la sobreexplotación del personaje tomó su forma lúdica más encarnada, pero no constituyó el tema central de la obra.

El ejército de Sodoma se empalmó en el último momento de El Agente morboso, y fue escrita por el mismo aliento literario, pero con una ambientación muy distinta. Aquello surgió de la influencia de los medios de comunicación del momento, la vida oficinesca, la idea de la Arcadia, la violencia sexual, y otras cosas. Su creación me llevó un año.

La bala enamorada apenas me llevó dos meses de escritura febril, la escribí en La Purificación, pueblo que en la época de Netzahualcóyotl –junto con lo que ahora es San Miguel Tlaixpan, Tlaminca y otros pequeños pueblos– constituyó su mismísima Arcadia particular. El vivir en ese pueblo también me marcó, me remitió a visiones del paraíso insospechadamente vivo de la devastación. En aquel momento yo estaba profundamente herida. El resultado de aquello fue lo más cercano que pude a una novela rosa, enmarcada en un paraíso decadente y a punto de convertirse en un fraccionamiento llamado La Arcadia.

La creación de mis dos últimas novelas Tina o el misterio y Amazon Party fue paralela, la primera surgió de la convivencia que tuve con compañeros en el ámbito laboral, a quienes transformé en personajes literarios de mayor o menor importancia y coloqué en situaciones más bien lejanas al ámbito oficinesco. Amazón Party es una mezcla de escasos elementos autobiográficos con asuntos concernientes a cierta ideología personal y muchos elementos ficticios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué mujer tan bella es tu madrede veras parece un angel, ya entiendo de donde heredaste tú esos ojazos. p.d prometo ya no molestar a tu amigpo Carrrrrrrrlitos

Rowena Bali dijo...

Luis:
no me has dicho si te ocultas en un nombre falso. Si no por lo menos dime dónde nos conocimos. Ya me estás poniendo paranoica