No soy ya el que parezco, no, de cierto;
Al que era Orlando Ayer, la tierra hoy traga:
Que su dama ingratísima le ha muerto,
Tanto con serle infiel le ha sido aciaga.
Yo sólo soy su espíritu, que incierto,
En crudo infierno entre tormentos vaga;
Y si mi sombra existe, es porque sea
Ejemplo a quien de amor mentiras crea.
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