Ni la nostalgia podrá evitar ahora
que te amarres,
moribundo y morboso,
a mi cintura.
Has caído en la trampa
y asomas la cabeza
como si falta te hiciera
mirarte en mi espejo.
Esas cintas que amarraste
a tu cintura las cortaré.
Pero mis serpientes
pegajosas no te soltarán
y ya te llevan a rastras
hacia mi abrazo.
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