¿Porqué decidió aquel hombre morir de tristeza y obesidad frente a una ventana? No fue su propia decisión: le quebraron la voluntad.
Después de tantos años de muerto en vida aún creo en el milagro de hacerlo reaparecer bello y lozano como un rostro de Vogue. Me he convertido en una víctima de esa herencia que gandallamente le arrebaté. En sus tiempos de joven era bello, un modelo de ascendencia rusa, muy rico. Su rostro de antaño se ha incrustado como un diamante negro en mi mente.
De pronto un día se sintió iluminado, -era el LSD- y su padre se lo llevó a curar a Escocia, donde le dieron electroshocks y lo dejaron para siempre oscurecido.
Me quedo largas horas sentada frente a la ventana blanca y espero la muerte en su honor... mientras pienso, pienso, pienso en ganarle la carrera a los gusanos y gastarme todo lo que su muerte me dejó, pero no consigo firmar un sólo baucher, tengo el despilfarro restringido, constreñido por mi baja ralea, y tengo el alma y el puño agarrotados por el remordimiento.
1 comentario:
Rowena, envié el texto al correo; si es demasiado tarde, me resigno. Voy de prisa, salgo de nuevo. Un saludo afectuoso, gracias.
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