El sueño: tú y yo deambulábamos por diferentes lugares, el campo,
caminos pedregosos, a veces íbamos en una camioneta grande, había otras
personas con nosotros, ambos nos tratábamos con indiferencia, casi nunca nos
hablábamos, como en la realidad. Mas llegó una escena inusitada entre aquella rutina, te acercas a mí, me tomas la cabeza con ambas manos y me dices: “te amo
realmente”, yo te respondo: “yo también”, y lo siento con tanta intensidad que esa respuesta me suena a poco. Tu “te amo realmente”
me sorprende tanto que no puedo evitar darme cuenta de que acabo de caer en una trampa de mi subconsciente y te amaré después del sueño, después de que todo esto acabe, te amaría aún si nos quedáramos mudos, ciegos y sin cuerpo. Entonces lloro porque es
mentira, me doy cuenta, me despierto.
La realidad después del sueño: cuando estás presente todo mi ser se vuelca hacia tu ser y no
puedo fingir. Cuando te vas me siento
desconsolada y hago rabietas y me lanzo a la calle para hacerte regresar. Cuando intento
dormir mi alma se empeña en salir de mi cuerpo para ir a buscarte. Cuando
estoy despierta y te mueves cerca de mí esa misma alma necia,
controladora, no me deja quitarte los ojos de encima. Ahora no sé cómo salir de mi propia trampa aunque sé que todo esto es mentira.
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