Por donde quiera me encuentro con maestros que quieren enseñarme a “soltar”, me invitan con entusiasmo a “reinventarme”. Cuando precisamente y gracias a que he sido, soy. Llevo mi pasado puesto como una coraza y no me lo voy a quitar, se engrosa todos los días desde hace todos los años que puedo contar; es una obra de largo aliento que me ha costado todo mi talento. El que cree que desprenderse es algo muy sano y santo se equivoca. Recibiré la vida que me toca y nunca soltaré mi propia mano.
Por donde quiera me encuentro seres de luz; parece un alocado y frusle antro mi vida; estoy bajo una lluvia de meteoritos que desde el cielo arrojan con fría banalidad los iluminados.
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