Salta el chapulín, salta, salta. No salta ni de gusto ni de miedo. Asalta el espacio y nos da gusto pero temor nunca. Es verde, ¿de veras?, o remite al verde siempre. Verde como la esperanza, o verde que te quiero. Chapultetrepa, chapulresbala, salta chapulín. Muchas gracias, Rowena, por tan bella imagen que, como todas las que de tu mirada proceden, está llena de vida y sorpresa.
Jaime querido, este chapulín no era verde, sino de un café con tintes dorados, pero los hay verdes con lineas amarillas y negras; he llegado a verlos rojos o de un color totalmente liso, sin matices, los hay brillantes como charol o matificados, he visto unos que parecen cubiertos de maquillaje en polvo, color piel... enormes, pequeños, de forma alargada, rechonchos, esbeltos... en fin. ¡Me da un gusto enorme que vengas por aquí!
Me habías dicho de los chapulines y a mi me entró inquietud. Los imagino, en efecto, dando saltos y contentos, cantando quizás. Pero sobre todo los veo por cientos, miles, amontonados, apelmazados, crepitantes, cubriendo leves malezas verdes y amarillas. Son entonces cobardes, un poco, andando en bola, incapaces de valerse de sí mismos. Se parecen tanto a otros animales. Se parecen bastante entonces a los hombres que cuando caminan solos solo son seres extraños. Pero este chapulín que miro ahora es un chapulín arcádico, tan perfecto que parece de mentiras. Es El Chapulín, él solo el bosque, él solo la canción, el sólo un melodioso crepitar. Un chapulín hermoso, como su creadora jj
3 comentarios:
Salta el chapulín, salta, salta. No salta ni de gusto ni de miedo. Asalta el espacio y nos da gusto pero temor nunca. Es verde, ¿de veras?, o remite al verde siempre. Verde como la esperanza, o verde que te quiero. Chapultetrepa, chapulresbala, salta chapulín. Muchas gracias, Rowena, por tan bella imagen que, como todas las que de tu mirada proceden, está llena de vida y sorpresa.
Jaime querido, este chapulín no era verde, sino de un café con tintes dorados, pero los hay verdes con lineas amarillas y negras; he llegado a verlos rojos o de un color totalmente liso, sin matices, los hay brillantes como charol o matificados, he visto unos que parecen cubiertos de maquillaje en polvo, color piel... enormes, pequeños, de forma alargada, rechonchos, esbeltos... en fin. ¡Me da un gusto enorme que vengas por aquí!
Me habías dicho de los chapulines y a mi me entró inquietud. Los imagino, en efecto, dando saltos y contentos, cantando quizás. Pero sobre todo los veo por cientos, miles, amontonados, apelmazados, crepitantes, cubriendo leves malezas verdes y amarillas. Son entonces cobardes, un poco, andando en bola, incapaces de valerse de sí mismos. Se parecen tanto a otros animales. Se parecen bastante entonces a los hombres que cuando caminan solos solo son seres extraños. Pero este chapulín que miro ahora es un chapulín arcádico, tan perfecto que parece de mentiras. Es El Chapulín, él solo el bosque, él solo la canción, el sólo un melodioso crepitar. Un chapulín hermoso, como su creadora jj
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