domingo, 14 de noviembre de 2010

Balita

(En Tina o el misterio)
Amo a Alejo. Odio al odinesco pene y a la medusesca vagina. Quiero dejar de tener genitales: me haré una operación para anularlos, puesto que Alejo es un ángel inalcanzable y para llegar hasta él debo ser otro ángel.
He estado observando sin envidia a un gran número de hombres durante mi vida. Hoy, que sé que ustedes, sedientos y encantadores machos a los que adoro (no por igual), me están leyendo, quiero repetirles que esta eterna verborrea amatoria y un tanto pasada de melcocha con que escribo, nunca ha ido dirigida a ninguno en especial si no a todos, y no exactamente a todos, si no a uno que es como nadie… es decir, pues, a Alejo, que para el caso de hoy es más o menos lo mismo que ninguno, pues es él en si mismo, todos.
Alejo –que me conocía y me desnudaba con su inteligencia- sabía mejor que nadie la clase de persona que soy. Sabía que mi búsqueda literaria era explicar la naturaleza masculina y que profundicé en el asunto con angustiosa seriedad… sin duda dicha naturaleza es la que más me preocupa y me intriga. Las mujeres hemos sido casi aplastadas por esa naturaleza. Pero no me interesa más defender la justicia de género, no soy feminista, ni machista y preferiría ser un individuo asexuado que esta mujer tan exuberantemente femenina que soy o aquel hombre tan aplastantemente masculino que no soy.
Si me hubieran dado a elegir entre los dos órganos sexuales disponibles -a falta de una genitalidad nula- segurísimo habría escogido el femenino. Ser una fémina es un capital, y lo digo en el mejor sentido de la palabra: un capital orgásmico… ser una fémina puede convertirse en una millonada… sin embargo -y a falta del deseo ardiente de mi amado Alejo- yo quiero anular mi genitalidad; anularla como anulo mi voto cuando veo que no hay opción de partido que a mi país (tan amado) convenga. Uno, así como el transexual decide cambiar de género, debería tener derecho a decidir si quiere simplemente no figurar en las batallas y rebatingas de los sexos, extirpar el deseo de la carne, para luego ir a registrarse y a sacar su ife como “asexuado”.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Row:
En este blog, cuando leo estas letras irónicas y ciertas de tus balas, puedo decir que se incrustan en mi cerebro, mi pensamiento se pierde y me convierto en un anacoreta sigiloso y entro en trance donde puedo escribir por horas , poniendo música clásica como escudo para que la vida el aquí y el ahora se relajen se pierdan hasta encontrar lo que leo y busco, es ahí donde, en el espacio de la nada nace la intervención cosmogónica de alguna reflexión de Fernando en palabras.
Hace varios años estando en el mar hice un ritual en silencio consistía en adaptar las manos en forma de vasija y tomar el agua de las olas para convencerme en que hay posibilidades infinitas, uno se sorprende donde se puede tomar la abundancia con las propias manos y admirar estas capacidades y cualidades , tal vez, en alguna parte de estos colectivos de genero mas que nada en el femenino se encuentra está capacidad de adaptarse a la infinidad de opciones y posibilidades existentes e inagotables pero también hay que tener razón en estas partes machistas de mi género se debe tener cuidado Alberto Ruy Sánchez comentaba que el agua tiene la cualidad de adaptarse, cambiar de forma, a cualquier molde, incluso puede tomar forma con las manos, pero si se quiere ser excesivamente posesivo cerrando fuertemente el puño, el agua se escapa.
Fernando Sojo Malacara.

Rowena Bali dijo...

Todo un honor, estimado Sojo, el provocar en tu cerebro tales reacciones.

Anónimo dijo...

Con estas balitas me estoy dando cuenta uno queda expuesto e indefenso ante los halagos.
Gracias
Rowena
Fernando Sojo Malacara

Anónimo dijo...

En mi utopía no hay género, pero si hay deseo carnal. El sexo no es para procrear.Para procrear se tocan la frente simultaneamente y desean un hijo. Cualquiera de los dos puede quedar embarazado/a, mita y mita de posibilidad. Pero deseo carnal si hay, y mucho......


mrp

juan josé dijo...

No sé dónde leí hace poco que el sexo está sobrevalorado. Recuerdo que lo escribió una mujer, lo que llamó más aún mi atención. Me quedé pensando. Puede ser que sea cierto esto de la sobrevaloración, pero tal vez sólo a condición de que todo esté sobrevalorado. La vida misma está sobrevalorada, quizá. Dicen que hay que ver el sexo como algo natural. Está de moda decir eso. Y es mentira que pueda vérsele así. Todo en la vida humana, al ser visto, deja de ser nada más natural. Y el sexo es de lo que más se ve. Por tanto, el sexo es algo no natural a los ojos de los humanos. Cada vez es más algo cultural. Por eso es divertido, porque es necesario, entre otras cosas, imaginar. Y nadie lo hace mejor que Rowena, con una imaginación que juega. inventa, se retuerce y se levanta cada más fresca, vital, jj.