lunes, 5 de julio de 2010

Mail a un amigo anónimo

Es un poco tarde aquí en México, no tanto como allá. Estoy cansada, principalmente de mi, de mi neurosis, de mi mal genio.
El mal humor no es precisamente un estado en que la paz se pierda, yo no sé porqué tenemos que pensar que la paz es sólo positiva, una paz fingida es siempre mala.
No comprendí muy bien tus auto flagelos, son fenómenos muy íntimos, muy personales; pero sí intento ponerme en tus zapatos e intento sentir como tú te sientes.
Mis auto flagelos tienen que ver con cierto carácter obsesivo-compulsivo que no puedo quitarme; un carácter que me hace repetir una y otra vez los dolores, hasta el grado del solaz.
También tengo mucha imaginación. Cada vez, lamentablemente, mi imaginación se vuelca a menos objetivos productivos, más sin sentido. Pensar en la literatura -por ejemplo- me llena de desasosiego, de sinsentido, y no puedo dejar de escribir. Mi imaginación se concentra en tres pobres objetivos: escribir, ganarme la vida y comprar cosas.
Dime: ¿qué es lo que tu imaginación imagina todos los días?, ¿hasta donde has llegado con la mente?¿Qué es esa frustración? No veo porqué un muchacho tan lindo como tú pueda permitirse una emoción tal como la frustración. Háblame de eso, si tú quieres, me gustaría.
La vida académica me da comezón, no sé cómo explicarlo, una urticaria ridícula, creo que te lo he contado antes. Mi mente es imaginativa y distraída y por ese motivo poco atenta cuando su interés desaparece en cuestiones escolares. Siento un remordimiento genuino por mi falta de aprovechamiento y por mi vana desmemoria. Pero te juro que en materia de creación siempre me pasaron con diez.
El otro día pensaba si no te enojarías conmigo por poner ese mail que era sólo para ti, en mi blog. Pienso que si nadie sabe quien eres no habrá motivo para que te enojes. Por otro lado las cartas -o mails- me gustan mucho.

Me preguntas porqué me gusta escribirte y que me escribas. Me gusta escribirte porque me gusta que te reflejes en mi y reflejarme en ti a través de las palabras.

4 comentarios:

juan josé dijo...

Una escritura que trepida en olas suaves. Firmamento repleto de soles que son flores, recompensas del jardinero que es oro enamorado. Oro a Dios que ya no quiere a los que han dado nombre a la devastación y el caos, al doloroso tránsito de los días sobresaltados.
Aquí está la escritura. Viva, humedecida, crispante, navegante. Hay alegría aquí y hay pena. Vida misma. Soledad que es condición de comunión. Comunión que es repartida soledad. Al principio y al final la vida, como la de las flores, como la de los ojos que buscan paz de veras y crean una paz nunca fingida, siempre ardiente y seducida por el coro de palabras encendidas. Infinitamente.

Anónimo dijo...

Row;
Que te puedo decir, Einstein te entendería perfectamente junto con Cevantes, Van Ghog,Davinci...

Los Dieces son excelentes hermosos, pero no escriben.

Rowena Bali dijo...

¿porqué será que en pantalla sólo aparece un comentario?

Anónimo dijo...

Muy buena pregunta..