lunes, 19 de julio de 2010

Balita

Pensaba en ti; de pronto cualquier voz me parecía insoportable, cualquier presencia excepto la de Jeff, que había desaparecido. Ni el pimpollo con el ajuar más hermoso del mundo iba a lograr que yo emanara una vibra positiva aquella noche. Empecé a sentir una punzada aguda en la baja espalda. Sabía que de un momento a otro te aparecerías. Buscaba a Jeff mientras el pimpollo farfullaba no sé qué asunto mega inteligente y chingón y yo de pronto, para no sentir tanta angustia intentaba clavarme en la chamarra que llevaba y en las Doctor Martins llenas de lodo y en los pelillos que se le salían de los pantalones. Realmente hice lo posible por concentrarme en todos los pimpollos habidos en el rave; pero sólo conseguí pensar en ti, en tu horrenda aparición. Nunca sabré si aquella ansiedad tan intensa algo tendría que ver con la salvia; aun ahora, cuando pienso en ti, siento el mismo chisguete de sangre, pierdo algunos minutos antes de recobrar la calma.

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