(En hablando de Gerzon)
He pasado el día entero chocando contra mis monstruos; recorro compulsivamente –no podía ser de otro modo- una página tras otra y siempre están ahí, desde que yo recuerdo.
Estoy acercándome y lo agradezco… estoy acercándome al vacío y al infinito…
Mis amigos –siempre en las mismas penas que yo- han sabido entender que los amo porque son mis aliados y me siento muy agradecido con ellos; es gracias a ellos que me acerco sin miedo al infinito, que me arrojo sin vértigo al vacío. Mis amigos han sabido perdonar esta minusvalía, que me llena de contradictorias y kamikazes multiplicidades, las cuales, por cierto, no son del todo cómplices ni complacientes conmigo.
Mis amigos –siempre en las mismas penas que yo- han sabido entender que los amo porque son mis aliados y me siento muy agradecido con ellos; es gracias a ellos que me acerco sin miedo al infinito, que me arrojo sin vértigo al vacío. Mis amigos han sabido perdonar esta minusvalía, que me llena de contradictorias y kamikazes multiplicidades, las cuales, por cierto, no son del todo cómplices ni complacientes conmigo.
1 comentario:
Ni el espacio vacío, ni el vahído, ni el miedo, conocen la fuerza de tus alas. Montada en tu caballo de aire, el punto más diminuto de tu escrito, es el adjetivo suave con la sonrisa de tus ojos.
Fernando Sojo
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