Es como si volviéramos a una capa futura del pasado, como si ahora mismo nos ubicáramos en la curva de retroceso de la espiral y el impulso nos llevara muy adelante, otra vez. Corren ríos, las reservas naturales se extendieron, los lagos y canales renacieron y por ellos apaciblemente navegan embarcaciones de distintos tamaños, a sus alrededores hay fértiles jardines y conjuntos de árboles frondosos, también bellos edificios cilíndricos por donde las bicicletas y todes les vecines por igual pueden subir y bajar cómodamente, ejercitándose como es debido todos los días para acudir al trabajo, que se encuentra a una placentera distancia. Los edificios también poseen elevadores, que son utilizados por les persones que los requieren prioritariamente y son de gran capacidad, cada edificio cuenta con un elevador de carga y conductos para desechos orgánicos e inorgánicos en cada departamento, estos desechos son procesados y re aprovechados. Les vecines de los edificios cilíndricos cuidan sus propios jardines, los respetan con veneración porque sus ojos están siempre ávidos de su belleza. Cada edificio tiene un jardín interior de amplias dimensiones y otro inmensamente mayor, que se extiende al conjunto total de la ciudad, en la exterior. Los departamentos de todes les vecines por igual tienen ventanales con vistas a los jardines, pero los cristales no permiten que los interiores de sus hogares puedan ser vistos desde afuera. Les persones que no viven en los edificios cilíndricos también poseen hermosas viviendas, con bellas vistas.
Les aves regresaron; de vuelos, cantos, colores, formas y tamaños sorprendentes, son visitantes habituales de los jardines y nunca pasa por la cabeza de les ciudadanes atraparles o lastimarles en modo alguno. Les pequeñes animales urbanos encontraron un equilibrio y viven en armonía con les ciudadanes. Antes estaban ocultes en los sitios que los humanos desdeñaban, o no habían conocido, pero a les ciudadanes de aquí y ahora ya se les curó el desdén por sí mismos y los otros, han vuelto a entender lo que habían olvidado hace siglos, ahora, además, saben muchas otras cosas.
Los edificios y el trazo emblemático de la ciudad siguen en pie, sus antiguas y nuevas colonias no se han ido, pero algo distinto y abundante las rodea: ya no es el ronroneo de los autos y las máquinas, tampoco el de los aviones, ahora es el correr suave de los ríos, el canto de les pájares, el viento sobre los árboles, las voces de otres persones, sus pasos amigables, el ciclo de sus pedales. Ya no hay un sólo rincón en esta ciudad que parezca inseguro, oscuro, pobre o caótico.
Por las calzadas y los caminos circulan transeúntes y bicicletas. Los vehículos de cuatro ruedas con motor son ahora reliquias del viejo orden, han sido substituidos por drones de pasajeres y carga, de diversos tamaños y capacidades. El transporte público es eficiente e inocuo para el medio ambiente, sus vías de tren y metro se elevan en el aire o se vuelven subterráneas, a veces corren al ras de la tierra, pero en todos sus planos lo hacen velozmente y son capaces de llevarnos de ida y vuelta, cómodamente, en minutos, a cualquier sitio de la república.
Todes les ciudadanes poseen el mismo acceso a la educación y a la salud, todes poseen un trabajo o una ocupación satisfactoria y productiva, todes pueden decir “me va bien”, saludarse sin envidias ni desprecios, sin sentimiento alguno de rencor hacia el otre.
En los centros comerciales no se vende un sólo artículo desechable o de mala calidad, tampoco se venden alimentos chatarra, todos se han producido en forma orgánica. Sólo se comercializa y consume carne y piel de animales que hayan tenido vidas felices y hayan muerto por muerte natural o por accidente. Los contenedores, envases y bolsas de plástico se extinguieron, muchas industrias quebraron o se reconvirtieron para no generar desechos de ningún tipo, para transformar su producción hacia el nuevo orden, que sólo comercializa productos durables y de intachable factura, en cantidades limitadas a satisfacer las necesidades de una población que ya no está enferma de consumismo. Se ha legalizado la producción de miles de artículos derivados del cannabis y no se tala un sólo árbol sin antes haber sembrado otros diez.
Las bellas artes se cultivan siempre y cada oficio se lleva a cabo como si fuera una de ellas.