miércoles, 23 de junio de 2021

CDMX Future

Es como si volviéramos a una capa futura del pasado, como si ahora mismo nos ubicáramos en la curva de retroceso de la espiral y el impulso nos llevara muy adelante, otra vez. Corren ríos, las reservas naturales se extendieron, los lagos y canales renacieron y por ellos apaciblemente navegan embarcaciones de distintos tamaños, a sus alrededores hay fértiles jardines y conjuntos de árboles frondosos, también bellos edificios cilíndricos por donde las bicicletas y todes les vecines por igual pueden subir y bajar cómodamente, ejercitándose como es debido todos los días para acudir al trabajo, que se encuentra a una placentera distancia. Los edificios también poseen elevadores, que son utilizados por les persones que los requieren prioritariamente y son de gran capacidad, cada edificio cuenta con un elevador de carga y conductos para desechos orgánicos e inorgánicos en cada departamento, estos desechos son procesados y re aprovechados. Les vecines de los edificios cilíndricos cuidan sus propios jardines, los respetan con veneración porque sus ojos están siempre ávidos de su belleza. Cada edificio tiene un jardín interior de amplias dimensiones y otro inmensamente mayor, que se extiende al conjunto total de la ciudad, en la exterior. Los departamentos de todes les vecines por igual tienen ventanales con vistas a los jardines, pero los cristales no permiten que los interiores de sus hogares puedan ser vistos desde afuera. Les persones que no viven en los edificios cilíndricos también poseen hermosas viviendas, con bellas vistas.

          Les aves regresaron; de vuelos, cantos, colores, formas y tamaños sorprendentes, son visitantes habituales de los jardines y nunca pasa por la cabeza de les ciudadanes atraparles o lastimarles en modo alguno. Les pequeñes animales urbanos encontraron un equilibrio y viven en armonía con les ciudadanes. Antes estaban ocultes en los sitios que los humanos desdeñaban, o no habían conocido, pero a les ciudadanes de aquí y ahora ya se les curó el desdén por sí mismos y los otros, han vuelto a entender lo que habían olvidado hace siglos, ahora, además, saben muchas otras cosas. 

Los edificios y el trazo emblemático de la ciudad siguen en pie, sus antiguas y nuevas colonias no se han ido, pero algo distinto y abundante las rodea: ya no es el ronroneo de los autos y las máquinas, tampoco el de los aviones, ahora es el correr suave de los ríos, el canto de les pájares, el viento sobre los árboles, las voces de otres persones, sus pasos amigables, el ciclo de sus pedales. Ya no hay un sólo rincón en esta ciudad que parezca inseguro, oscuro, pobre o caótico.


Por las calzadas y los caminos circulan transeúntes y bicicletas. Los vehículos de cuatro ruedas con motor son ahora reliquias del viejo orden, han sido substituidos por drones de pasajeres y carga, de diversos tamaños y capacidades. El transporte público es eficiente e inocuo para el medio ambiente, sus vías de tren y metro se elevan en el aire o se vuelven subterráneas, a veces corren al ras de la tierra, pero en todos sus planos lo hacen velozmente y son capaces de llevarnos de ida y vuelta, cómodamente, en minutos, a cualquier sitio de la república. 


Todes les ciudadanes poseen el mismo acceso a la educación y a la salud, todes  poseen un trabajo o una ocupación satisfactoria y productiva, todes pueden decir “me va bien”, saludarse sin envidias ni desprecios, sin sentimiento alguno de rencor hacia el otre.


En los centros comerciales no se vende un sólo artículo desechable o de mala calidad,  tampoco se venden alimentos chatarra, todos se han producido en forma orgánica. Sólo se comercializa y consume carne y piel de animales que hayan tenido vidas felices y hayan muerto por muerte natural o por accidente. Los contenedores, envases y bolsas de plástico se extinguieron, muchas industrias quebraron o se reconvirtieron para no generar desechos de ningún tipo, para transformar su producción hacia el nuevo orden, que sólo comercializa productos durables y de intachable factura, en cantidades limitadas a satisfacer las necesidades de una población que ya no está enferma de consumismo. Se ha legalizado la producción de miles de artículos derivados del cannabis y no se tala un sólo árbol sin antes haber sembrado otros diez.


Las bellas artes se cultivan siempre y cada oficio se lleva a cabo como si fuera una de ellas. 

martes, 15 de junio de 2021

Masculinidad tóxica

Este pueblo era el paraíso, ahora las casas nacen y mis ojos no son veloces para notarlo. El sol sigue llegando hasta aquí como siempre y los pájaros se comunican con sus lenguas, que varían entre especies, además cantan con una lengua franca, mientras que la lengua de esos hombres -expansiva igual que las casas, que el ronroneo de sus camiones, el traqueteo de sus máquinas y el mal olor de sus fábricas- a todos los vivos quiere hacer callar. Muchas mujeres de mi pueblo perdieron sus ríos, sus voces, su pasado, todo lo pusieron esos hombres a jugar en el mercado. Se perdieron a sí mismos, desoyeron la lengua franca de los pájaros.

martes, 8 de junio de 2021

La tercera esperanza

 En este sitio hay cosas que se van y otras que se quedan. Quedan preguntas, sobre todo. Llevar tantas a cuestas resulta insano cuando se perdió la esperanza en el interlocutor. Por eso es bueno escribir soliloquios. Esto no es culpa nuestra ni de la parte nuestra que escribe. Es la pena que se desborda desde nuestro cuerpo hasta el papel. Quedan dos esperanzas: la pena crecerá; también estaremos alegres de vez en cuando y en ambos casos escribiremos. En todo este tiempo no hemos dejado de amar, esa es quizá otra esperanza. Una tarde nos perdimos entre un paquete que debíamos llevar al servicio de mensajería, una lluvia torrencial, el banco, la computadora, los pleitos de las familias y un golpe duro de palabras que nunca entendimos; algunas de ellas todavía retumban en nuestros oídos, que quedaron atravesados por pica hielos, cruelmente adoloridos, esperando una respuesta conciliadora que pudiera sanarlos. Pero no hubo tal, pasaron los años y la sordera nunca se fue, es una de esas cosas que se quedaron en este sitio. Y las palabras tan deseadas no llegaron a pronunciarse; no acudió un tornasolado colibrí a libar en nuestras orejas. Pero la pena, esa sí, se nos metió y se fue a dormir la siesta entre las sábanas de nuestro interior, a veces se despierta sudorosa y asustada porque no puede expulsar las preguntas que quedaron sin responder a causa de las palabras ausentes. Por eso escribimos, para hacer volver a las palabras que hablan sobre lo que no hemos dejado de amar.

 

lunes, 7 de junio de 2021

El elegido

 Al principio éramos oleadas de calor en un valle que en realidad es el cráter de un volcán. Después fuimos voladores, lo digo sin intentar lugares comunes ni usadas metáforas, simplemente estuvimos juntos en el viento y la termal.

    Más tarde fuimos un vaticinio; una mañana alguien soñó que nos tocábamos la espalda mientras el sol entraba por la ventana y un pájaro cantaba una canción de cascada en el jardín. 

    Luego fuimos una mentira que sólo aspiró a usada metáfora. 

    Llegó entonces un invierno tan frío que ni los dos veranos siguientes lo consiguieron entibiar. 

    Hoy somos otra vez un vaticinio; te soñé vestido con una playera azul cielo con el número uno impreso en negro, en el sueño ascendías a pie por una escalera muy ancha hacia la base de una nube; una escalera de la cual apenas alcanzaban a distinguirse unos pocos y anchísimos escalones, el resto quedaba oculto en la espesa neblina. Escuchabas que alguien te llamaba a gritos por un nombre distinto al tuyo, pero sabías que te estaba llamando a ti, entonces te dabas vuelta, ¡David!, gritaba yo y tú descendías la escalera para venir hacia mí, como si aquel nombre fuera tuyo. 

miércoles, 2 de junio de 2021

Banales iluminados

  

Por donde quiera me encuentro con maestros que quieren enseñarme a “soltar”, me invitan con entusiasmo a “reinventarme”. Cuando precisamente y gracias a que he sido, soy. Llevo mi pasado puesto como una coraza y no me lo voy a quitar, se engrosa todos los días desde hace todos los años que puedo contar; es una obra de largo aliento que me ha costado todo mi talento. El que cree que desprenderse es algo muy sano y santo se equivoca. Recibiré la vida que me toca y nunca soltaré mi propia mano. 


Por donde quiera me encuentro seres de luz; parece un alocado y frusle antro mi vida; estoy bajo una lluvia de meteoritos que desde el cielo arrojan con fría banalidad los iluminados.