Era un barrio circundante de
alguna ciudad latina:
un caserío con baldíos.
Una vecina parada
ante mi ventana
me avisó
que mi hombre
me había estado buscando.
Entonces su rostro
recorrió mi memoria;
hace tanto
que no lo veía.
En uno de los baldíos
jugaban dos niñas.
De pronto
dos estallidos dejaron en llamas
la casa contigua
y las niñas corrieron
hacia mi.
Las abracé
y pensé en el enamorado
que las engendró.
En mi casa
se oyeron disparos;
con ellos la luz intermitente
de un rostro ausente
al que eché del vecindario
hace tanto tiempo.
5 comentarios:
Esas niñas, ¿no serán la bondad que aquel hombre no supo, no pudo ver? Música, ritmo bueno, fuerte y cadencioso hay en este corrido de una viva actualidad, que está a la vez fuera del tiempo, en cualquier tiempo. Penélope espera siempre. Tú no esperes. La vida ha comenzado desde que tú maravillosamente escribes, imaginas, creas...
Infi: muchas gracias.
Al fin lei el AM!.
Comí palabras caídas de tus manos,
ahora son mías.
mrp
¿y te gustó el A.M, mrp?
Mucho.
Me gusto la narracion, te captura y por momentos tu mismo eres el/ella.
El final, impactante: Cuanta soledad y desamor.
Hasta donde somos dueños de nuestro mundo ideal?
hasta donde nuestro mundo real es imagimario?
y claro, sexo y drogas: aceleradores de lo humano........
mrp
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