domingo, 13 de diciembre de 2020

Los cuerpos de los animales

Las personas son sólo intentos de hibridaciones entre animales muy disímiles. Colibrí, guepardo, pez koi, mariposa, mosca, ballena, escarabajo, libélula, armadillo. 

Lo más importante que los humanos poseen es su inteligencia; su cuerpo les sirve para muy poco en comparación con lo que les sirve a muchos otros animales. No es capaz de volar, ni de correr tan velozmente si no es con el apoyo de su tecnología, que nada tiene de animal. La vida humana es una persecución por superar las limitaciones del cuerpo, incapaz incluso de sobrevivir a la intemperie o sin abrigo. Vamos tras la fascinación que nos producen las capacidades de los cuerpos de los otros animales, entonces buscamos escalar como cabras, alcanzar las alturas que alcanza una minúscula catarina, habitar los inframundos del escarabajo o encender la bioluminiscencia del rape abisal o la luciérnaga. 


miércoles, 9 de diciembre de 2020

Las palabras son gatillos

Contigo hasta una sombra es feliz. A tu lado todo sabe florecer, excepto ellos. A tu lado todos mueven la cola. Quien te conoce quiere quedarse a tu lado para siempre.  
    Tienen tanta culpa dentro de su casa que se la quieren echar a alguien. Se les está desbordando. Tus palabras los hieren aunque no los toques ni con la punta de tu pluma, y aunque sus nombres no figuren en renglón alguno, serán el gatillo que disparará su insidia y entonces pronunciarán tu nombre con todas sus letras y acentos; lo único que conseguirán será mancharse con tinta azul. ¿Quiénes son ellos? Los vas a quitar de tu camino. Aunque no puedes verlos apretarás el gatillo y confías tanto en tu puntería que les darás justo en medio de los ojos.


 

 

 

viernes, 4 de diciembre de 2020

Sueño de inmortales

Tuviste que vender la mitad del jardín de la casa para salir de la miseria. Ahí desde hace más de un siglo crecían unas palmeras datileras. En aquel jardín yacían muertos el paraíso y el infierno juntos, con todos sus dioses únicos, sus ángeles y sus demonios, en honor a ellos el gran pintor diseñó un mausoleo misterioso donde se concentraba un gran poder, que ahora está rodeado por un horrendo halo oscuro. Las datileras producían frutos dulces y carnosos. Te gustan tanto los dátiles que te los comes verdes, incluso te comes los huesos, que son como la carne de un coco, sólo que más dura y ligeramente amarga. 

           Realmente los dioses únicos y los demonios no terminan de morirse nunca, los ángeles tampoco. Los ateos que mataron a los dioses son personas frágiles que dudan con frecuencia, que tienen ataques de pánico y desamparo ante la idea de morir. Los ateos mienten tanto como los creyentes, sólo que los primeros lo hacen con candor. Unos los hacen por angustia existencial y los otros por prebendas a un futuro lejano de esta tierra. 

El miedo es una cosa que atrae buenas ventas y la miseria es un negocio inmobiliario tremendo. El mundo en que vivimos está diseñado para que las personas pobres pierdan sus terrenos para -en el mejor de los casos- salir de la miseria y para que las palmeras datileras, sus frutos y los seres infinitos que en ellas habitan desaparezcan a manos de personas incapaces de distinguir lo sagrado, que tienen los ojos del espíritu cerrados por la hipocresía y la vanidad.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Soy el sol y la lámpara

Tengo un par de fantasmas negros, de sombras que flotan y buscan -como el buen Gasparín- la amistad. Nacieron sombras, pudo haber sido a cualquier hora; sombras hay desde que nace el sol y antes. Tienen carácter alegre, son felices, porque saben que nacerán y crecerán y se extinguirán junto con el sol todos los días, sin embargo, cuando llega la noche, nacerán otras sombras que disfrutarán mucho también. La luz de los faroles, las velas, las fogatas, a veces la luna las hace visibles, y nacen y desaparecen rápida o lentamente, al ritmo de un caminante o de un bailarín, o al ritmo de un árbol de banqueta. Muy al contrario de lo que se piensa las sombras son luminosas, de hecho no viven sin la luz. Hay sombras de farol y sombras solares. Mis sombras fantasmas, pues, se escaparon de ese ciclo de nacer y morir y se vinieron a vivir conmigo, a veces se salen por ahí a la calle sin que nadie las vea y no esperan nunca para nacer. Por la noche evitan la esclavitud de la luz y circulan por el mundo en plena oscuridad, cuando vuelven a casa las recibo con un buen licuado de ansiedad y pena, que siempre les sabe exquisito, muestran una veneración de hijas que me conmueve y me alegra el alma. Por las noches, cuando he llegado a estar enferma ellas me cuidan y me curan. Si sienten que la luz de un farol entra con violencia por mi ventana se ponen como un velo sobre mis ojos para que yo duerma en paz.

lunes, 23 de noviembre de 2020

Fluidos

Frecuentemente entes entraban en su mente con estrépito. La noche previa a la gran tragedia final una pareja de sombras entró en su habitación, el ruido que sus presencias producían era mecánico, como el de una banda circulando, sus aspectos eran como fluidos horizontales, de máximo un metro de largo una y la otra unos veinte centímetros más pequeña, de distintos tonos de negro, flotaban en el aire, sus cuerpos tenían cierto brillo. Lo despertaron hacia una zona intermedia del sueño en que el cuerpo, inmóvil, contempla aterrado todo lo que ocurre a su alrededor, sin poder hacer nada, sintiéndose abusado, intentando gritar hasta lograrlo para despertar y comprobar que en la habitación no hay nada. 

    Nada hará que él se convenza de que no hubo nada dentro de la habitación. Entraron con violencia, causando un gran ruido, flotaron a un lado de su cama sin subirse ni tocarlo, se colocaron a la altura de su bajo vientre y una de ellas extendió hacia él una suerte de brazo negro que parecía estar colectando algo de esa parte de su cuerpo, mientras la otra permanecía flotando detrás. Cuando intentó gritar lo único que salió de su boca fue el nombre de su Amante Muerta, hasta que un fuerte ¡Eeeeeey! lo sacó por completo del sueño y permitió al fin que su cuerpo se moviera. 

    Y así, cada noche su sueño era una batalla contra las ánimas violentas y vampíricas que mandaba la Serpiente, pequeñas bandidas de energía, o de fluidos, con aspectos siempre distintos. 

    Ser poseedor de las arcas también implica que la Serpiente controle sus sueños. Sin embargo, hay un resquicio donde ella no puede llegar, y ese es el de su amor por la Amante Muerta.

lunes, 17 de agosto de 2020

El amor apesta

El espíritu del Amante Muerto no pudo apartarse, se había quedado por ahí, en la habitación, avergonzado y arrepentido porque ella sabía de su latrocinio (desde su muerte sabía que ella lo sabía). Por otro lado, el magnetismo de las arcas y su dinero había cooptado su alma. Como una mariposa nocturna engañada por el brillo de un foco miserable, abortó su viaje hacia la luna y se quedó circundando a Eva, ama y señora de las arcas de la Serpiente. Eva lo supo de inmediato. Una vez enfundada en su traje de mártir, de sirvienta, de prostituta, se dedicó a recordar segundo a segundo, y, como si su alma se hubiera partido en dos, vivió otro pensamiento simultáneo; en uno escuchaba y obedecía maquinalmente la voz de la Serpiente y en otro construía recuerdo tras recuerdo el cuerpo de su Amante Muerto, la forma en que inclinaba su torso sobre el de ella en las mañanas frías bajo las sábanas, su pelo tapándole la frente, la forma en que extendía sus brazos para abrazarla, con los labios inflamados y los ojos rojos, las pulsaciones contenidas y liberadas de su cuerpo. 

Mas un día ocurrió que esta segunda mitad del pensamiento se vio interrumpida por la amenaza de la Serpiente, “Si sigues en esa actitud de zombi te voy a retirar las arcas”, entonces, como si hubiera roto un hechizo la piel suave del Amante Muerto desapareció de su pensamiento, y tuvo que atender a las palabras de su amo: “Hay unos videos que quiero mostrarte”, Eva empezó a temblar, no había nada peor que ver esos videos, cuando la Serpiente los mostraba era porque algo muy doloroso había en ellos. Inmediatamente pensó que al fin habría dado con la infidelidad del Amante Muerto, que le provocaría una herida más profunda, pero no. Sólo mostró tomas grotescas y mal intencionadas de los resquicios más burdos de su amor; a veces el amor es feo, a veces da asco, el amor apesta cuando es grande. Todo lo que hacían en su máximo grado de verdad. 

Cuando al fin la Serpiente la dejó ir de aquella función Eva lloró de alegría, su mente se aferró a la belleza absoluta del Amante Muerto, y él, desde su presencia fantasmal, en su alcoba, lo supo. Entonces posó su alma sobre la suya y la llenó de calor, sin palabras le hizo sentir su arrepentimiento por haberla robado, su enfermedad por las arcas, su vergüenza. Entonces ella le hizo saber que sabía que él sabía (su muerte le permitía saberlo) que las arcas también la habían enfermado a ella, que mientras él era apenas un ladrón, ella era una madre que había abandonado a su hijo, una prostituta, una mujer superflua que había vendido su alma por joyas y tratamientos de belleza en aquel palacio horrible que no hacía más que llenarse de estúpidos e inútiles billetes.  

                                                                                              (En Las arcas de la Serpiente)

 

domingo, 16 de agosto de 2020

La moneda engarzada

Durante años atesoré una moneda engarzada, ahora sé que su valor es nada, pero llegué a luchar por ella como si fuera una presea. Llené mi vida de un pasado traumático por culpa de ella. Me traicionaron duramente por quitármela. Le mentí a mucha gente, despisté a mi enemigo varias veces para que no se dieran cuenta de que yo la tenía. Es una moneda de 1927. Cinco centavos de dólar. No puedo imaginar su valor. Lo notable en ella hoy no es el animal que está grabado en el níquel, ni las letras desgastadas, apenas perceptibles, ni la sencillez, ni la nimiedad del objeto mismo, ni la sangre que hay detrás de él, ni el dolor, ni el perfil del mohicano que aparece en su cara. Lo importante es un hombre, uno que no tiene la más mínima idea de esto, que vino a caer aquí por curiosidad, que creció en años muy posteriores a la época en que fue acuñada la moneda y cuya misión será averiguar la importancia de ésta: su otra cara, - nimia, casi sin valor, por la que yo libré las más cruentas batallas de mi juventud- justo después de leer estas palabras. Ese hombre está casi extinto, pero va a recobrar fuerzas, hará uso eficiente del casi y volverá, con mayor brío, después de retroceder. 

viernes, 7 de agosto de 2020

Eternidad incipiente

Cuando aquella eternidad empezaba llegó un herido grave a mi playa. Instalada en esa recién adquirida infinitud la estudiaba, me complacía en crearle un concepto para entender su falta de cuerpo, su forma de ánima invisible, que de aquí en adelante me acompañaría sin ninguna pena; en vislumbrar que siendo tan inmensa pudiera compactarse hasta lo interminable y venirse conmigo en todos mis viajes, en contemplar su belleza desnuda bajo el sol, sobre la arena, dentro del agua, en el aire, su sonrisa discreta y su mirada sobre la mía. Empezaba a entender. 

Omitieron una cláusula importante quienes me entregaron esa eternidad, puesto que nunca me dijeron que se acabaría. Que un día llegaría un herido a mi playa y me mataría ahí mismo, para quedarse con ella y morirse luego.

 

lunes, 30 de marzo de 2020

Dudosa fe

Cada vez que Él habla acerca de su historia personal ustedes dudan, se miran a los ojos y hacen gesto de preguntarse ¿qué mosca le picó ahora a este loco? Les cuenta El Mismísimo que baila y canta mejor que los ángeles y tienen que aplaudir las multitudes, arrancarse la ropa, alcoholizarse, llorar y hasta contagiarse de una rara enfermedad en sus grandes conciertos para al fin creerle. Les cuenta que estuvo a punto de morir, que renació de las cenizas, como aquel lugar común en el que nadie cree. Les cuenta que ha sido humillado, mancillado y redimido por esa especie de bondad que retoña días después de que el mal quema los campamentos. Les cuenta que ahora mismo se está muriendo y tienen que verlo morir para darle crédito a sus palabras. Les grita que está muerto y todo el mundo lo hace en su omnipresencia de siempre.