Dios no te ama

Sé que esto
te va a hacer infeliz,
y a eso vine,
a eso vengo siempre,
a vengarme,
a que te duela,
a que te revuelques
de la pena…

luego,
yo viéndote
tan triste,
lloviéndote
siempre sobre mojado,
sin desahogo,

rezo por ti
o eso intento,
pero Dios
ya no te quiere;
tu alma está perdida
y frígida
entre tus citas
y tus Helenas,
todas ellas tan carnales,
entre tus melenas,
de largos risos,
entre tus paraísos terrenales,
en tus bacanales…

Eres tan tonto
como un muerto
que lleva muerto toda la vida
y apenas se dio cuenta.