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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Nessunaltra

Con cierta frecuencia cambio de personalidad y me convierto en la maga Nessunaltra, transcriptora de hechizos. Cuando soy Nessunaltra me encuentro en mi mejor apariencia y salgo de mí misma; aunque la apariencia es tramposa vanidad... sí, claro... y ella es una dama llena de afeites y grandes escotes. Sus palabras pueden llegar a ser muy profundas o engañosamente frusles. Puede ser también muy cándida y espontánea. Dice cosas que le vienen a la mente sin pensar; aunque su actuación está enmarcada en una abigarrada parafernalia que ha ido montando y ensayando en los mercados subterráneos donde practica la magia y que le sirve para apresar a sus clientes, que están enfermos, o son hipocondriacos o simplemente se enferman al escucharla. Es a veces una vulgar bruja, cambia de personalidad, igual que yo. Hace más de seis meses transcribió estos versos y hoy estoy a punto de transcribirlos -otra vez- de mi libreta:


Talla con uno
de estos barrotes
un silbato,
sal de tu piel*
y hazlo sonar
en el oído
de tu hermano,
cántale luego
estos versos
que hoy te dicta
la maga Nessunaltra:

“Si vas por la noche
no te dejes guiar
por el cauce de la casualidad,
sigue por el camino
y dile a tus amigos
que no te alumbren
con sus ojos.”

*Debo aclarar que, en forma muy desconcertante para mí, vine a descubrir el Conjuro de Berng -del que parecen extraídos estos primeros versos- en una fecha muy posterior a la transcripción.