miércoles, 4 de diciembre de 2019

Balita

No tenemos nada importante qué hacer, ni qué decir, ni qué poseer, salvo un enorme amor que raramente encuentra el objeto necesario para dejarse llevar, dejarse dar. El amor -esa gran cantidad que llevamos a cuestas como un hijo que no encontró vocación y se quedó con su madre y con su padre, llevando un complejo pueril que lo hizo siempre demasiado joven para entregarse en cuerpo y alma a nada, a nadie- se queda ahí, almacenado, en la oscuridad, sufriendo los embates del tiempo que lo hace más cercano a la muerte. Para amar hace falta una excepción imprescindible. 

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