Cuando una persona miente para blofear crea un paliativo
para aliviar su deseo, pero además le otorga un poder, conforme una mentira
crece, como un chisme, las bocas van confiriéndole poderes que se multiplican
en potencias inimaginables, hasta que un día, la mentira amanece siendo una
fresca y luminosa verdad. Vaticinio cumplido.
La mentira en la fama de las redes
Hay personas que se hacen famosas: así nada más, las razones
por las cuales las personas se hacen famosas suelen ser falsas en las redes, se difunde un
chisme caliente, se convierte en mentira viral, hasta
que de pronto es totalmente cierto, y hasta el famoso en cuestión lo cree
cierto, eso se llama mitomanía colectiva.
La mentira sacra
Yo les juro que esta vez sí va a aparecer quién quiera que
sea su salvador, la paciencia es el don de los sabios, ya vendrá, tengan fe. En
tanto beban un refresquito y vayan al cine, coman palomitas, sean felices,
agárrense de las manos, vivan sus vidas, forniquen, compren cosas,
entreténganse en algo, por el amor de dios.
La mentira como un voto de amor
Yo mentí diciendo que te amaba y lo hice a propósito, porque
era mi deseo amarte, luché porque ese amor se mantuviera en mi mente. Todas las
mañana me repetía como una oración que te amaba. Hice ese voto durante un año.
Pero aún en el voto más sublime las repeticiones terminan por aburrirnos.
La mentira como juramento
Por el instante en que lo digo, esto es cierto, pero no sé
después, el mundo cambia tanto todos los días y no sé
si
esto mañana será cierto. Esto que digo, se los juro por hoy, es verdad.
La mentira en el deseo
Si hay algo de lo que sé es del deseo no cumplido, cuando un
deseo se cumple deja de serlo. Por eso prefiero mantenerme al margen de las
satisfacciones, sólo así tendré razones múltiples para seguir viviendo, en
deseo perenne de lo imposible.
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