Estoy
a punto de olvidar mi pasado, a partir de ahora mi vida se narrará en
presente y futuro, en un tiempo que llevo guardado en mi código
genético. Soy apenas una. Pude haber sido dos, incluso
tres, o más. Pero fui una. Y desde esta perspectiva les hablaré de aquí en
adelante. Me detendré y, como una semilla, actuaré desde dentro con acompasada sabiduría y, si todas las condiciones necesarias se dan, se empezarán a formar
todos los órganos de mi cuerpo. Para eso hace falta que mi buena madre se porte
como debe y no cometa descuidos. Mis padres tienen una relación feliz, y sé que se cuidarán mutuamente en los malos momentos y
siempre. Pero me preocupa en modo alarmante la abuela. Con estos oídos en
pleno proceso de formación, que escuchan a futuro, yo escuché a la abuela
gritarle a mi madre cosas horribles. Mi madre llora alrededor de mí con frecuencia. La he sentido caer en varias ocasiones, y desde mis ojos que se
asoman como periscopios futuristas, he podido ver el puño nudoso de la abuela
acercarse vertiginosamente hasta su delicada nariz. El puño del vértigo
se retira y siento a mi madre caer, la abuela da golpes y mamá me protege lo
más que puede con sus brazos y sus rodillas. Por suerte la abuela es una mujer
anciana. Mi madre tiene en su código genético el impedimento de
levantarle la mano a una persona mayor, e incapaz de defenderse, la anciana
abusa hábilmente y le pone unas golpizas tremendas. Mi padre, que ama a mi
madre, también ama a la abuela con un amor tan ciego como el que siente por mi
madre. El problema es que la abuela tiene amenazada de muerte a mi portadora y
si ella habla, si se lo dice a mi padre, la matará, y guarda en su ropero una
vieja Beretta, que a veces saca para amenazar y jugar a que dice la verdad. Yo podría testificar en su contra porque la veo desde mi periscopio, pero ¿quién me creería?
El futuro incierto de la vida empieza a
hacerse presente cuando al fin una es una, y tal parece que cuando una es una empieza a entender que la vida es triste, llena de dramas que a lo lejos
parecen inverosímiles, imposibles, pero comunes a dos y a tres y a
todos. Lo bueno de esto es que yo aún soy una con mi madre y ella, como es fuerte, resistirá los embates de su mala suegra y me entregará mi vida, la cual
lleva ahora en resguardo, sana y salva. En honor a mi valiente madre mi vida será útil, no importa la violencia
que viva a mi alrededor. Lucharé por la paz. No seré como la abuela.
Aunque el futuro, cuando una empieza a ser una, se vuelve más incierto, una puede hablar al menos de un tiempo hipotético, soñar con un paraíso personal, ir planeando en tanto su proyecto de vida, hacer dibujos con esta mente futurista en pleno proceso de formación, viñetas de una Arcadia que a fuerza de este largo sueño de meses, habita en la carne de mi madre, con todos los ruidos del exterior que se cuelan en mis oídos incipientes, ruidos que le empiezan a enseñar el lenguaje a estas cuerdas vocales aún tiernas, a esta voz en pleno crecimiento.
Aunque el futuro, cuando una empieza a ser una, se vuelve más incierto, una puede hablar al menos de un tiempo hipotético, soñar con un paraíso personal, ir planeando en tanto su proyecto de vida, hacer dibujos con esta mente futurista en pleno proceso de formación, viñetas de una Arcadia que a fuerza de este largo sueño de meses, habita en la carne de mi madre, con todos los ruidos del exterior que se cuelan en mis oídos incipientes, ruidos que le empiezan a enseñar el lenguaje a estas cuerdas vocales aún tiernas, a esta voz en pleno crecimiento.