Tú mataste a mi fantasma, 
se quedó desorientada mi alma  
y no sabe danzar mi cuerpo 
torpe y vacío
sobre tus piedras, 
ni saltar hasta el altar donde te sueñas 
como el dios de las lechuzas,
ni remontar el tenue aire 
que tu aleteo mueve. 
  
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario