viernes, 6 de mayo de 2011

Cuerpos

Todo aquel que sea dueño de un cuerpo tiene la obligación moral de protegerlo y cuidarlo con esmero. Debe ser dueño, además, de todos los recursos necesarios para que ese cuerpo no se muera de hambre o por enfermedad. Quien no posea los recursos necesarios para mantener su cuerpo en las condiciones adecuadas, estará condenado como especie a desaparecer. Es por eso que en ciertos lugares del mundo tantas personas, animales y seres en general, simple y llanamente, se mueren.
Hemos crecido en una sociedad en la que el principal culto se le brinda a la presencia física, puesto que ella es la representante del consumo. La mayoría de los planes publicitarios incluyen uno o más cuerpos, que se materializan en uno o más modelos. El cuerpo libre de defectos será el principal candidato para representar al consumo. El consumidor idóneo será el que posea un cuerpo hermoso y feliz.
La vida lleva a ciertos individuos a enfrentar situaciones que los ponen en riesgo de perder el cuerpo. Quienes viven en países en guerra, quienes sufren accidentes, quienes realizan trabajos de alto riesgo. Quienes padecen hambre.
En el reino animal muchos pierden el cuerpo por la sequía, la contaminación, las inundaciones, las cacerías, etc. En el reino vegetal mueren mucho más individuos que en cualquier otro. Los incendios forestales son una causa; la tala, la construcción, la agricultura, la deforestación... La tierra está poblada por seres que se encuentran en el riesgo permanente de perder el cuerpo.
Muchos, quienes tienen la suerte de vivir en paz y provistos de alimentos, en cambio, luchan encarnizadamente para conseguir el cuerpo perfecto. Se agotan en sesiones de gimnasio, hacen rigurosas dietas, se someten a dolorosas operaciones.
Pero más que estar bello el cuerpo tiene como primicia estar vivo. En las sociedades de consumo se ha perdido incluso la capacidad para sobrevivir en caso de perder la casa o el coche. En todo caso, esta capacidad se le exige al sistema. El sistema ideal es aquel que ha absorbido la capacidad de supervivencia de sus habitantes. Los habitantes del sistema ideal no deben la supervivencia de sus cuerpos a la caza o la pesca, ni mucho menos a la agricultura o la recolección. Un derrumbe de este orden a partir de una catástrofe natural está muy lejos de su alcance previsor y haría patente la incapacidad de supervivencia de sus habitantes. La naturaleza y sus desastres tienen un poder inconmensurable. Ante el cual el cuerpo es una entidad endeble.

2 comentarios:

Fernando Sojo dijo...

Sin palabras, muy buen guión…

Muchas Gracias por compartirlo Row
¿Me das permiso de citar tus frases?

Fernando Sojo Malacara

Anónimo dijo...

Celda.
Huelen a mí. Los barrotes están llenos de mi sangre. De mi sudor, de mi baba. De mis uñas. De mi piel. Los golpeo y me definen. No puedo salir de aquí. ¿Porque salir?. ¿Porque ir a casa?. ¿Es esta mi casa?. ¡No!. Pero no recuerdo cual es mi casa. Quiero volver a no se donde, quiero ir a no se que. No soy de aquí. ¿Quien me castigo a esta celda?.¿Que crimen cometí?. Soy más que esto.¿Cuál es mi deuda?. ¿Cuantos años y meses y días y horas y minutos y segundos llevo aquí?. Las lágrimas limpian los barrotes. Pero mañana quedaran asquerosos otra vez, como siempre. El agua sabe a hiel, la comida a mierda. Por la ventana a cinco metros de altura solo puedo ver si es de día o de noche. Mis carceleros son otros presos. En igualdad de condiciones a las mías, pero creen que son libres. Todos en celdas, dictando lo que en otras celdas debe ser o no. No soporto más este cuerpo que me aprisiona, quiero ser libre.

m.r.p.