jueves, 6 de enero de 2011

La salida

La entrada es por ahí. Cuando llegues vas a reconocer una puerta al fondo, vas a recordar su roce con el marco. Tras la puerta hay un jardín y luego un cuarto con una cama; reconocerás en sus paredes tus cuadros. Sobre esa cama nuestros rubíes salpicarán las sábanas como gotas de amor, como gotas de sangre de mi sangre. Antes yo crucé con desesperación diletante los muros y los témpanos de hielo, para encontrarme con tu nido hueco y negro. Al fin estás ante mi, te veo. Eres más triste que una gota de lágrima después de la mordedura de una nauyaca. Eres el enviado de dios para hacerme purgar mis pecados. No tengo otro remedio que arrastrarme a tus pies. Eres alto. He hablado con admiración sobre ti muchas veces, pero ahora que te conozco... Desde aquí abajo puedo ver tus ingles, desde aquí veo tus manos blandengues y nerviosas. No te preocupes, ahora que te vayas borraré tus visiones y seguiré hablando con admiración sobre ti, como si nunca te hubiera conocido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios maldito,
tu rayo ha caído sobre mi.
He ardido hasta el final,
solo mis manos ha quedado,
de piedra, firmes,
buscando lo que no encontrarán.
Y no por que no lo quieran,
sino porque no te recordarán.
Fue my alma,
no mi cuerpo,
la que te quiso atrapar.

mrp

Anónimo dijo...

Estaba angustiado… pero vi ayer de nuevo a Zaratustra; me dijo que ya se murió Dios…al escuchar esto creo que no tuve otro remedio, más que creer en mí, dejar a un lado estas mesuras de dolor divino, que no sirven de mucho, cambiarlas por ser sincero, una buena persona, creer en mí y tener confianza.
Pero me quede pensando que pasará con estas purgas moralistas, bueno, pensé; si hay dolor moral de estomago, un rico te de moras moradas ayudarían a una mejor digestión para las personas enamoradas. Al fin y al cabo las purgas son para sanar y evacuar.
Fernando Sojo

Fernando Sojo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.