lunes, 7 de diciembre de 2009

Esa llovizna tuya

Esa llovizna
que a ti te cae
yo la deseo,
estaría verde
mi jardín si la tuviera,
no estaría regando
con mangueras,
como suelo,
el suelo del deseo.

Tumbada está mi alma,
no alzo ningún dedo.
Me quedo inmóvil
bajo la gris sequía,
muy triste por tu ausencia,
que nunca estuvo
en mi mente,
aburrida, indecente,
que buscaba
la alegría de una noche
de halagos literarios,
un paseo en coche al descampado,
unos cuantos tragos de tequila.

3 comentarios:

Carlos Lara dijo...

Pues Invocar nubes nocturnas en tu lecho jardinero, una ráfaga de viento con canto de jilguero, familiar al descampado encuentre tu camino, y que nos lleve por los campos incendiados donde esta llovizna persistente aplaque el fuego de tus labios. :)

Georgells dijo...

El amor es agua refrescante para el alma, como el tequila lo es para el olvido...

¿Qué es el deseo entonces?

Más aún, cuando la ausencia lo acrecienta...

Abrazo Miss Row!

G.

Anónimo dijo...

Qué viaje...
JB