viernes, 13 de noviembre de 2009

Mail a un amigo anónimo

Me recuerdo escribiendo sobre el tema de la incertidumbre, me parece que ahí está la respuesta de por qué el tarot y las runas me atraparon tan duramente. A un grado de dominar mi vida, de veras. Me acuerdo que yo me reía de los adivinadores, les tenía poco respeto. Cuando me leyeron el tarot la primera vez yo me estaba riendo, no lo podía evitar. El lector se enojó conmigo y pensó que yo era idiota o que estaba drogada. Yo no creía en el tarot, ni creía en nada. En fin, no sé nada de horóscopos, ja, no sé porqué nunca los he estudiado, se me hacen demasiado complicados, no me interesan. Sin embargo hay una gran cercanía entre ellos y el tarot, en cuanto a medio de darle una respuesta -sin certidumbre- a todas las cosas de la vida cotidiana, y a todas sus combinaciones posibles. Quisiera darle a cada cosa que veo una interpretación que me permita responderme mis preguntas constantes sobre el destino, los días que vendrán... No le atribuyo al tarot -ni a mi interpretación- un carácter infalible. El destino no está en nuestras manos, pero si seguimos los pasos del tarot de la manera más cercana al bien, entonces tendremos una mayor posibilidad de que nuestros sueños felices se hagan realidad. Yo no soy una persona feliz, no puedo presumir ni un 21% del conocimiento de lo que el camino del tarot representa, y no me sonrojo ni me apeno por eso, me parece que la infelicidad es la única capacidad que puede atribuírsele por el momento a la condición humana, y me parece -eso sí- tan factible la felicidad, que puedo decir que conozco lo que es la felicidad, pero aun no hallo la forma de dar con ella para siempre. No creo en aquellos que acuden a una felicidad que es "por momentos", "por instantes", me parece que si la felicidad no es permanente no es felicidad, y la felicidad no será permanente sino hasta que se borre por completo la incertidumbre. Por eso soy adicta al tarot, porque siempre siento incertidumbre, siempre siento ansiedad por el destino. Tengo practicamente todo lo que una persona sin gran ambición en esta vida tiene y no me averguenzo de ser una persona sin gran ambición. Quiero un lugar para bien morir... como dice la canción.
Y dime tú: ¿eres ambicioso?
En esta última foto que me mandaste veo al mismo, que -intuyo- puede pecar de la más pura ingenuidad, y dejar de ser malicioso, para ser tierno y cariñoso en abundancia.

4 comentarios:

Carlos Lara dijo...

Pero se podrá ser feliz en un mundo de certeza?, que sociedad o que personaje en la historia nos podría contar una vida llena de certezas? y como se puede apreciar una felicidad permanente si no hay momentos de infelicidad? tendría que ser una felicidad permanente pero en una constante creciente... Estaremos hablando de alguna droga?...

Tovarichmx dijo...

Eso me recuerda al juego de Dios y el Diablo, sin uno en el otro; las acciones son un sin sentido, carentes de valor; son equiparables a un dolor profundo que llegará el día en que de tanto doler, deja de ser. ¿felicidad constante? qué sentido tendría... la maravilla de la incertidumbre es la sorpresa, la esperanza, el temple de salir adelante ante el embate de una mirada feroz de intolerancia, odio o rencor; o sencillamente los obstáculos que hacen de lo diverso a lo cotidiano. ¿felicidad eterna? eso es campo para los muertos o para los vendedores promotores de la religión; creo que me gusta más el termino de los físicos... lo variable. Pero en eso de la felicidad son mundos, tan extraños como contradictorios; tan ilusoria como real y solo a los estrechos cabe una sola reflexión, pues cada quien habla de ella como le ha ido en la feria. "La felicidad es como a la vida, como las letras a la palabra,... como el silencio a la estrechez"

Javier Tovar
Actor

Tovarichmx dijo...

Me quedé el fin de semana pensando esto de la insertidumbre... ¡que grato reconocerme ahora con una palabra que me atrapó, en demasía!, cosa curiosa, en la mayoría de mis platicas alguien sacaba el tema a colación, no cabe duda de que todo está conectado. Y me parece que ella -la insertidumbre- es como un etcétera, tan generosa que le caben todas las cosas.
Me dedico a las artes escénicas, no he sabido hacer casi nada más; los teatreros -algunos- pensamos que el arte escénico es sustraer lo escencial de lo cotidiano, la síntesis del conflicto, lo interesante, lo entrañable.
A esto es claro que los personajes sea en campo que sea (cuento, novela, teatro, cine, etc), donde se mueven, tienen necesariamente que discurrir en un grado de insertidumbre, de lo contrario estas destinados a lo funesto, a lo unidimensional y dejar se seres simbólicos, parábolas, hipérbaton de la realidad; en otras palabras son reopresentaciones magras del espíritu humano.
Pues lo significativo ya en su trayectoria de lo narrado (como en la vida) no son los hechos, sino esas pequeñas sutilezas que el carácter va cambiando, aprendiendo, haciendo suyas, herramientas que conforman la visión... Sí es así, la insertidumbre va a cada paso, como lo variable alejada de las constantes. Dejamos de ser para ser otro.

Javier Tovar

Anónimo dijo...

Pensar en el futuro es la unica manera de hacerlo presente,real. El presente solo lo vivimos una vez, es esquivo; pero el futuro lo podemos imaginar siempre que queramos. La felicidad es para mi no pensar en el futuro, si no en el presente, el futuro no se puede compartir, el presente si. El futuro es esa ilusion, el presente es ese amor.....

mrp