Cada vez que Él habla acerca de su historia personal ustedes
dudan, se miran a los ojos y hacen gesto de preguntarse ¿qué mosca le picó
ahora a este loco? Les cuenta El Mismísimo que baila y canta mejor que los
ángeles y tienen que aplaudir las multitudes, arrancarse la ropa,
alcoholizarse, llorar y hasta contagiarse de una rara enfermedad en sus grandes conciertos para al fin creerle. Les cuenta
que estuvo a punto de morir, que renació de las cenizas, como aquel lugar común
en el que nadie cree. Les cuenta que ha sido humillado, mancillado y redimido
por esa especie de bondad que retoña días después de que el mal quema los
campamentos. Les cuenta que ahora mismo se está muriendo y tienen que verlo
morir para darle crédito a sus palabras. Les grita que está muerto y todo el mundo lo hace en su
omnipresencia de siempre.