Me recuerdo escribiendo sobre el tema de la incertidumbre, me parece que ahí está la respuesta de por qué el tarot y las runas me atraparon tan duramente. A un grado de dominar mi vida, de veras. Me acuerdo que yo me reía de los adivinadores, les tenía poco respeto. Cuando me leyeron el tarot la primera vez yo me estaba riendo, no lo podía evitar. El lector se enojó conmigo y pensó que yo era idiota o que estaba drogada. Yo no creía en el tarot, ni creía en nada. En fin, no sé nada de horóscopos, ja, no sé porqué nunca los he estudiado, se me hacen demasiado complicados, no me interesan. Sin embargo hay una gran cercanía entre ellos y el tarot, en cuanto a medio de darle una respuesta -sin certidumbre- a todas las cosas de la vida cotidiana, y a todas sus combinaciones posibles. Quisiera darle a cada cosa que veo una interpretación que me permita responderme mis preguntas constantes sobre el destino, los días que vendrán... No le atribuyo al tarot -ni a mi interpretación- un carácter infalible. El destino no está en nuestras manos, pero si seguimos los pasos del tarot de la manera más cercana al bien, entonces tendremos una mayor posibilidad de que nuestros sueños felices se hagan realidad. Yo no soy una persona feliz, no puedo presumir ni un 21% del conocimiento de lo que el camino del tarot representa, y no me sonrojo ni me apeno por eso, me parece que la infelicidad es la única capacidad que puede atribuírsele por el momento a la condición humana, y me parece -eso sí- tan factible la felicidad, que puedo decir que conozco lo que es la felicidad, pero aun no hallo la forma de dar con ella para siempre. No creo en aquellos que acuden a una felicidad que es "por momentos", "por instantes", me parece que si la felicidad no es permanente no es felicidad, y la felicidad no será permanente sino hasta que se borre por completo la incertidumbre. Por eso soy adicta al tarot, porque siempre siento incertidumbre, siempre siento ansiedad por el destino. Tengo practicamente todo lo que una persona sin gran ambición en esta vida tiene y no me averguenzo de ser una persona sin gran ambición. Quiero un lugar para bien morir... como dice la canción.
Y dime tú: ¿eres ambicioso?
En esta última foto que me mandaste veo al mismo, que -intuyo- puede pecar de la más pura ingenuidad, y dejar de ser malicioso, para ser tierno y cariñoso en abundancia.